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FMI

La era post-pandemia desata la competición fiscal entre los países. Por ello el Fondo Monetario Internacional (FMI) advierte que es una carrera sin sentido, ahora que los estados necesitan recursos para salir de la crisis.

Tres décadas desmontando el impuesto de sociedades

Todo se remonta a los años 90 cuando los países iniciaron una carrera cuya meta era atraer la inversión, pero que ha conseguido desmontar el impuesto de sociedades. Esto ha generado un gigantesco agujero negro a nivel fiscal, una competición en la que todos pierden.

Con la gran expansión de la globalización los gobiernos intentaron captar la inversión  bajando impuestos. Sin duda, una estrategia errada que se mantiene en el tiempo, ya que Francia, Bélgica, Países Bajos y Suecia anuncian recortes para los próximos años.

La competición fiscal hace que las empresas perfeccionen estrategias para eludir impuestos, como los precios de transferencia y préstamos intra-grupos. Tales fórmulas permiten a las multinacionales trasladar los beneficios desde países con una alta fiscalidad hasta jurisdicciones donde tienen tipos más reducidos.

Los resultados están a la vista pues los beneficios empresariales de los países europeos desarrollados se situaban por encima del 40% hace tres décadas. Actualmente están en torno al 21%, que es apenas la mitad.

Asimismo, el beneficio operativo de las empresas europeas ha crecido en dos puntos del PIB durante la dos últimas décadas. Es decir, han crecido más las ganancias que la economía.

Resulta muy cuestionable que las multinacionales hayan reducido su carga fiscal pese al aumento de sus beneficios.

Un cambio de rumbo en la tributación

La competencia fiscal entre países ocasiona tres grandes problemas:

1.- Pérdida importante de recaudación

2.- Ventaja desleal de las multinacionales sobre empresas domésticas

3.- Mayor carga impositiva a las familias

El cambio de rumbo se ha dado porque las empresas han ido reduciendo su contribución al gasto público.

Por lo tanto al ir disminuyendo la recaudación fiscal sobre los beneficios empresariales, los países se han visto obligados a recortar el gasto público o gravar con impuestos más elevados a la gente común.

Por lo tanto se ha subido el impuesto sobre la renta y el consumo que convierten al sistema tributario en regresivo, retrogrado e injusto.

Cada vez que una empresa o una persona rica elude su responsabilidad fiscal está perjudicando a la clase trabajadora, pobre y a las mujeres, todas ellas ya en situación de vulnerabilidad.

Una fórmula perfecta para crear desigualdad y pobreza.

Tener una estructura tributaria basada en impuestos directos o regresivos genera desigualdad y pobreza a nivel mundial. Algo que resulta antagónico, ante una era post-pandemia que nos exige soluciones globales y justicia social.

Para corregir las distorsiones y/o desigualdades los Estados disponen de distintos mecanismos.  Estos permiten redistribuir la riqueza a través de los servicios públicos, las ayudas y las transferencias monetarias.

El objetivo es atender de forma prioritaria a las familias con unidades económicas más pobres. Después de forma gradual a las familias de mayor estrato, hasta llegar a las familias con unidades económicas más ricas.

Las multinacionales han sido incluso más ambiciosas que los Estados en la rebaja de impuestos y han desarrollado estrategias fiscales agresivas que deben ser evitadas.

La elusión y evasión vs el pago de impuestos

La elusión fiscal busca reducir el pago de impuestos mediante la utilización de una norma tributaria de forma distinta a la desarrollada por el legislador. Ello supone bordear  la ley y aprovecharse de los vacíos legales existentes con el fin de obtener determinadas exenciones, deducciones y bonificaciones fiscales.

A partir de esta conducta, que no siempre constituye una infracción porque se mueve en el límite de la legalidad, el contribuyente pretende conseguir un resultado económico prohibido por la ley o contrario a la norma tributaria.

La evasión fiscal va más allá y supone un comportamiento fraudulento, ya que con el fin de pagar menos impuesto se ocultan ingresos o información. También destacan operaciones que no pagan IVA, falsificación de facturas para reducir el pago de impuestos,  gestiones del efectivo a través de una contabilidad B, entre otras.

Aunque la elusión fiscal utiliza en principio vías legales y la evasión fiscal constituye un ilícito tributario, ambos comportamientos llevan asociado un daño al Tesoro Público.

Los impuestos son tan antiguos como la civilización y lamentablemente a lo largo de la historia hemos visto casos de elusión y evasión fiscal.

La clave radica en establecer impuestos bien diseñados para minimizar este comportamiento, así lo afirma Kristalina Georgieva, directora del FMI, quien dice “Pon un impuesto a las ventanas y la gente las tapiará. Grava demasiado las importaciones y tendrás contrabandistas. Grava los ingresos corporativos, y las empresas trasladarán las ganancias, invertirán o harán planes para evitar pagar”.

Para evitar la elusión y la evasión OXFAM propone:

  1. Acabar con los paraísos fiscales
  2. Evitar la opacidad de la información financiera de las multinacionales
  3. Tener un registro público centralizado que acabe con la opacidad de las grandes fortunas
  4. Equilibrar los acuerdos fiscales a favor de los países en vías de desarrollo y
  5. Liderar una transformación fiscal a nivel internacional.

Importación de un consenso global

A principios de Mayo estuvimos hablando en el blog de la gran reforma fiscal que necesita España para poder salir de la crisis, pero lo cierto es que en un mundo globalizado hay que replantear la estructura fiscal a nivel mundial.

Esto implica repensar y arreglar el sistema tributario internacional para que responda a las exigentes necesidades del siglo XXI, lo cual no es tarea fácil.

Para conseguirlo Estados Unidos aboga por imponer un tipo mínimo al impuesto de sociedades a nivel global, mientras que el G-7 intenta impedir que las empresas y los países rebajen su factura fiscal más allá de un umbral fijado a escala internacional.

Algunos creen que el consenso se alcanza con un acuerdo internacional en el seno de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), encargada de reformar las reglas fiscales internacionales.

En definitiva, se necesita que exista un consenso global para continuar con la cooperación internacional.  Por ello el FMI exhorta a los países a desarrollar un marco inclusivo, que ponga de manifiesto el acuerdo de 125 países en materia de competencia fiscal.

Si tienes dudas sobre el sistema tributario español o cómo las reformas previstas a nivel internacional pueden afectar a tu empresa ¡Contáctanos y empieza a optimizar tu carga fiscal!