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De todos es conocido que los países del sur de Europa tienen una larga tradición de incumplimiento de plazos de pago en sus relaciones comerciales. Recuerdo el tiempo que era consejero de una sociedad portuguesa, país en que nadie paga voluntariamente a sus acreedores al vencimiento si no hay una reclamación expresa del cobro.

Pero en España no le vamos a la zaga. A pesar de los intentos legislativos con la “Ley de Morosidad” promulgada en 2004 para acotar los plazos de pago a los proveedores, y de otros intentos como publicar el plazo medio de pago en las cuentas anuales, el panorama sigue siendo desolador: La morosidad en España sigue siendo un mal endémico que afecta más a las grandes empresas que a las pequeñas, y que tiene un coste enorme para la economía nacional, aparte de una pésima imagen internacional.

Para ilustraros estas ideas, os aporto algunos datos determinantes:

Las pérdidas por impagos suponen casi el 2,7 por ciento anual de la cifra de ventas de las empresas, y supone 37.000 millones € en el total nacional. En las Pymes, el porcentaje llega hasta el 10%.

– De los concursos de acreedores presentados en España entre 2009 y 2016 (son más de 40.000), el 50% fueron por problemas de ventas o de rentabilidad. Pero el otro 50% fueron por problemas de tesorería, generados mayoritariamente por impagos.

– Las Administraciones Públicas deben pagar a 30 días según la Ley de morosidad, pero lo hacen en 75 días.

– El sector privado debe pagar en 60 días según la Ley de Morosidad, pero el periodo real de pago es de 84 días; Las grandes empresas pagan en 135 días de media.

Sólo pagan en plazo las microempresas (53 días) y los autónomos (51 días).

-El 44% de las empresas sufren retrasos en los cobros, y llega al 90% de las medianas y pequeñas empresas.

-Partiendo de los datos agregados de la central de Balances del Banco de España cerrados al 31/12/2015:

Valor de la producción                                                  100

Consumos                                                                         -65

Gastos de personal                                                         -22

RESULTADO BRUTO                                                       13

Gastos financieros                                                            -3

Amortizaciones y provisiones                                        -6

Beneficio antes de Impuestos                                         7,4

Beneficio después de Impuestos                                    3,7

Siendo el 2,7% el importe de las provisiones por insolvencias. Es decir, si no se produjesen insolvencias, el beneficio después de impuestos de las empresas aumentaría, en el conjunto nacional, ¡en un 73%!

-En una empresa media que facture 12 millones €, con un periodo de cobro de 60 días tendría un activo circulante de 2,420 millones €. Con un periodo de cobro de 120 días supone que el circulante será de 4,840 millones €. El coste de financiación del exceso de circulante (2.420.000 €) al 4% es de casi ¡100.000 € al año!

A esto tenemos que sumar el coste de las insolvencias, y de las gestiones y costes asociados a la reclamación de impagos.

Una de las tareas que debemos hacer para reducir la morosidad es controlar diariamente los saldos y movimientos bancarios para verificar que los vencimientos del día de los clientes no han resultado impagados. El Integrador Bancario de Tesoralia automatiza la descarga de la información bancaria para facilitar esa labor de seguimiento.

¡Siguenos en www.tesoralia.com!

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