Los expertos ven en las herramientas financieras una forma de asegurar liquidez y en las exportaciones una tabla de salvación para que las empresas puedan salir adelante.
Corren tiempos de incertidumbre a nivel global por lo que vale la pena revisar cuáles herramientas financieras pueden ayudar a las empresas a mantener su liquidez. Asimismo, la exportación o internacionalización puede ser una estrategia de diversificación que impulse su crecimiento.
Afortunadamente las crisis siempre traen consigo grandes oportunidades y aunque la frase suena trillada no por ello deja de ser real. En este sentido, los directivos deben mirar al exterior y exportar, con la idea de conseguir las siguientes ventajas:
- Aumentar la independencia del ciclo económico local,
- Acceder a un mercado más amplio y
- Mejorar sustancialmente su imagen, capacidad productiva y de aprovisionamiento.
La exportación no es la panacea pero si la mejor opción para una pronta recuperación. En 2020 la actividad se vio resentida al igual que la economía mundial, en el caso específico de España, las exportaciones cayeron un 10% a causa del desplome de los grandes mercados.
Vimos la mayor caída durante los meses de Abril y Mayo, así como la reactivación comercial que se produjo durante los meses de Septiembre y Octubre. Siguiendo la línea ascendente para Noviembre se habían conseguido exportaciones similares a las de 2019, y en Diciembre incluso superiores.
Esta retrospectiva de 2020 nos recuerda que, aunque las exportaciones han sufrido duramente los efectos de la pandemia, el mercado exterior volverá a ser una palanca de recuperación y crecimiento. Principalmente porque que el mercado interior tardará más en recuperarse que el de los países del entorno.
Oportunidades para exportar
Un sector que ha venido creciendo en exportaciones es el agroalimentario, especialmente alimentación, bebidas y tabaco. Otro sector exportador por excelencia es el de la automoción cuyas ventas al exterior crecieron un 9,9%, mientras caía la demanda interna.
Artículos farmacéuticos y electrodomésticos son, asimismo, sectores con buenas perspectivas. Le siguen en orden de importancia, el sector industrial y la construcción, el sector químico, los calzados y juguetes.
En el lado opuesto se ubican los bienes de equipo, productos energéticos y el textil, lo cuales no logran remontar sus ventas al exterior.
Beneficios y riesgos financieros de la exportación
La decisión de salir al exterior es una cuestión estratégica por lo que no debe ir supeditada a las circunstancias actuales. De hecho las empresas que ya habían optado por la internacionalización previo a la pandemia han resistido mejor la crisis.
Lo aconsejable es empezar a exportar a países como Francia, Alemania, Portugal, Italia y Reino Unido que son mercados naturales, dada su proximidad. Además la digitalización nos ha acercado a estos mercados, por lo que probablemente muchas empresas españolas estén a un click de vender sus productos allí.
Jose Ignacio Pradas, director territorial de Comercio del ICEX -la agencia estatal para la internacionalización empresarial- en Catalunya, coincide en lo oportuno de empezar a vender en el extranjero a pesar de la pandemia.
Según explica “Es una necesidad más que una opción, ya que comenzar a exportar supone diversificar el negocio, incrementar las ventas, ganar fuerza negociadora respecto a los proveedores entre muchos otros beneficios”.
No obstante, exportar tambien comporta ciertos riesgos financieros entre los que destacan los riesgos de crédito, riesgos cambiarios y riesgos de intereses. Por ello, revisar la solvencia de los clientes y los plazos de venta resulta imprescindible para no perjudicar el equilibrio de caja, también vale la pena mirar con lupa las fluctuaciones de la tasa cambiaria y de los intereses, a fin de evitar una pérdida monetaria o un mayor endeudamiento.
Fórmulas para exportar
Para empezar hay que estudiar la demanda de los mercados y en qué medida los productos españoles satisfacen las necesidades presentes.
Después hay que evaluar las oportunidades reales que ofrece cada mercado así como las barreras de entrada, ya que hay países proteccionistas que establecen aranceles a los productos extranjeros.
Por último, se debe escoger entre las siguientes tres fórmulas, la que mejor permita abordar el mercado en cuestión:
Exportar directamente:
Muchas empresas prefieren empezar con esta opción. Para ello deben estar inscritas en el Registro Especial de Operadores de Comercio Exterior (REOCE) del Ministerio de Economía y Competitividad, con el fin de poder solicitar autorización para las operaciones de exportación, así como de corretaje o intermediación, de materiales, productos y tecnologías.
También es conveniente trasladarse al país de destino para contrastar los estudios, contactar con asesores, estudiar a la competencia y adaptar nuestro producto o servicio, en caso de ser necesario.
Unirse a un socio local:
Esta es una fórmula eficaz para presentar rápidamente nuestros productos ante los consumidores de otro país. Se trata de un método muy atractivo para los mercados más complejos, ya que facilita notablemente el conocimiento de la legislación, costumbres y, en definitiva, de las reglas del juego del país seleccionado.
En esta fase puede ser interesante analizar los Joint Ventures o acuerdos entre empresas, acuerdos de licencias o la franquicia.
Acuerdos con distribuidores:
Algunas empresas ven complicado aliarse con un socio, por lo que prefieren acuerdos más limitados o puntuales. En este caso, una fórmula práctica consiste en firmar un contrato bilateral con un distribuidor.
Este acuerdo compromete al distribuidor a comprar los productos y revenderlos en el nuevo país. El acuerdo podrá ser exclusivo o no, una cuestión que suele depender de factores como el tipo de producto, sus características, el tamaño del mercado, etc.
6 Herramientas financieras para impulsar las exportaciones
Las empresas que trascienden sus fronteras para comercializar sus productos enfrentan muchos retos. Uno de los más importantes es la tramitación de los pagos de esas compraventas internacionales.
Para gestionar esos pagos internacionales y asegurarse de que lleguen a tiempo, los importadores y exportadores se apoyan en los bancos. Estos proveen no sólo las herramientas financieras sino también la financiación adecuada, en el momento oportuno.
Por esta razón abordaremos las distintas herramientas financieras que pueden ayudar a impulsar las exportaciones.
1.- Cobranza simple:
Es aquella en que el importador paga al exportador para que este cubra los costes y a la recepción de la mercancía este paga el remanente. Esta es una operación que requiere de una confianza mutua absoluta y en la que los bancos son simples emisores, receptores.
2.- Cobranza documentaria:
Es una modalidad de cobranza en la cual el exportador entrega a un banco local los documentos comerciales que acreditan el envío de la mercancía y faculta al banco del importador a que los entregue cuando se haga efectivo el pago. En la cobranza documentaria el exportador mantiene el control de los bienes aunque se encuentren en el país de destino y sólo pueden pasar al comprador cuando este emite el pago, por lo que los bancos son garantes de la operación.
3.- Carta de crédito de exportación (CCE):
Es una garantía para las partes cuando se desconoce la solvencia del importador y el cumplimiento del exportador. Es un documento por el cual el banco del importador se compromete a pagar al exportador, a través de un banco local, el monto pactado. El pago se produce cuando se cumplen todos los términos y las condiciones negociadas y consignadas en la CCE, por lo que es irrevocable.
Lo que hemos visto hasta ahora es una intermediación bancaria que brinda garantía en los pagos. No obstante, hay herramientas que aportan liquidez para mantener la producción, mientras la mercancía logra llegar a su destino.
4.- Financiación Pre-embarque:
Los anticipos a cuenta son gestiones en las que un banco local canaliza recursos para financiar operaciones de comercio exterior. Este tipo de financiación tiene por objeto la compra de materia prima o producción de la mercancía que se va a exportar.
5.- Financiación Post-embarque:
Este tipo de financiación persigue brindar liquidez a la empresa exportadora, por lo que comprende el período entre que se prepara el embarque y se reciben los fondos de parte del importador.
En los créditos en los que el banco actúa como intermediario y asume el pago incluso en caso de incumplimiento por alguna de las partes, se incluye una comisión de garantía, ya que la entidad funge como avalista de la operación.
6.- Factoring internacional (forfeiting):
Es una operación comercial en la cual una institución financiera le compra al exportador cuentas por cobrar a través de la adquisición de documentos comerciales originados por una venta al exterior a plazos. Vale la pena destacar que si bien las operaciones de factoring tienen plazos variables, estos raramente exceden los 180 días.
De manera similar a las otras herramientas financieras explicadas, el factoring busca dotar de liquidez al exportador con el fin de que este pueda seguir con sus operaciones productivas.
El factoring no es un crédito sino una operación de compra-venta de obligaciones que el comprador (importador) tiene con el vendedor (exportador), la propiedad de la deuda y de su pago pasan a la institución financiera que la adquirió, por lo que en caso de impago por parte del importador, no representa obligación de pago alguna para el exportador. El precio por el cual se adquieren los documentos incluye una deducción que corresponde a los intereses que cobra el banco o factor, además de las comisiones bancarias.
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